Martes, 04 Septiembre 2012 12:13

Gobierno pone el ojo en fletes de ultramar para aumentar superávit

HAY DÉFICIT POR IMPORTACIÓN DE SERVICIOS

El ministro de Agricultura, Norberto Yauhar, adelantó que mantiene reuniones con su par de Interior y Transportes, Florencio Randazzo, para incentivar que los embarques utilicen compañías argentinas de transporte. Por la contratación de fletes extranjeros la Argentina pierde unos u$s2.300 millones anuales. Habría conversaciones con China para crear una empresa binacional.

El año pasado la Argentina gastó para el transporte de sus mercaderías de exportación unos 2.429 millones de dólares, mientras que vendió al mundo por el mismo servicio 484 millones de dólares. Así el saldo de la balanza comercial en materia de servicios por fletes, arroja un déficit de 1.945 millones de dólares.
Se trata del saldo negativo más abultado de toda la cuenta corriente de servicios del Balance de Pagos (BP), conforme a los datos publicados por el Indec. En el primer trimestre de 2012, ese déficit que además es histórico para la Argentina se redujo casi en un 18 por ciento, aunque también los envíos al mundo sufrieron fluctuaciones por la crisis internacional.
El caso es que desde el gobierno, en el afán de profundizar una política de ahorro de divisas, se piensa en una política tendiente a detener al menos la sangría de dólares que emana del BP con la contratación del mismo servicio pero de empresas bandera argentina.
En el marco de la Convención de Cooperativas Agroalimentarias organizada por Fecofe, el jueves pasado en la provincia de Córdoba, el ministro de Agricultura, Norberto Yauhar, adelantó que está manteniendo reuniones con su par de Interior y Transporte, Florencio Randazzo a los efectos de revertir el déficit.
Las cifras a las que aludió Yauhar resultan bastante más abultadas a las que publica el Indec sobre la importación de servicios de fletes. Según el titular de Agricultura habría unos 7.000 millones de dólares en gastos de fletes de ultramar que anualmente quedan en manos de empresas extranjeras, por carecer la Argentina de una flota nacional.
Según el ministro del agro, ya hay conversaciones con la Cámara de Aceiteros (Ciara) que también congrega a los exportadores de cereales (CEC) para que una porción de lo que embarcan al exterior, alrededor de un 5 por ciento, sea realizada mediante empresas nacionales.
La Argentina supo tener en otros tiempos a la estatal ELMA (Empresa Líneas Marítimas Argentinas) que -con las idas y vueltas propias de aquellas empresas estatales- permitió que en el negocio del transporte marítimo la participación del Estado capturara más de la mitad de las toneladas exportadas hasta la última dictadura militar.
La flota mercante argentina que contaba con casi 200 naves en el último gobierno de Perón (1973/1974) se redujo a 170 navíos en 1983, cuando retornó la democracia. La cifra que disminuyó a 141 barcos en 1989 cuando Raúl Alfonsín pasó el bastón presidencial a Carlos Menem, quien terminó definitivamente con la ELMA.
Durante el gobierno del riojano el liquidador de ELMA, Mariano Ayerza, con el visto bueno de Economía, vendió los últimos buques. Eran el "Glaciar Perito Moreno" y el "Glaciar Ameghino", dos full frigoríficos, adquiridos por Acadia Seahorse Shiping Company Limited en 2,6 millones de dólares cada uno.
Los buques "Isla Gran Malvina" y el "Isla Soledad" fueron comprados por la compañía griega Oceastorm Shiping Limited por 6,3 y 7,3 millones de dólares, respectivamente. También Oceastorm se quedó con el "Presidente Sarmiento" (5,2 millones) y el "Juan Bautista Alberdi"(4,8 millones), informaba el matutino Página 12 en mayo de 1998.
Paradójicamente 25 años antes de la venta de los últimos barcos cargueros del estado, Juan Domingo Perón había dirigido un mensaje al país donde informaba el contenido del “Plan Trienal para la Marina Mercante Argentina”.
Ahora, aunque sin la idea de reeditar la ELMA, desde el gobierno nacional piensan que sí podrían encontrar en China, país con el que habría ya conversaciones, a un socio estratégico para la creación de una empresa binacional de transporte de ultramar, con el objetivo de reducir el déficit en esa materia en el mediano plazo, y por qué no alcanzar un superávit en el largo plazo. 

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