Lunes, 05 Noviembre 2012 09:10

Ampliación de Puerto Rosario, atrapada en el divorcio de Cristina y Moyano

En el Gobierno nacional creen que el relleno de la dársena y la construcción de un muelle es un negocio para el sindicato de Vías Navegables, que está con Moyano. ¿Qué papel juega la naviera Maruba?

La ampliación del Puerto de Rosario, una obra anunciada en 2005 por el ex presidente Néstor Kirchner, quedó entrampada en la separación política del Gobierno nacional con la CGT de Hugo Moyano. Y el freno político a la obra que puso la Casa Rosada para un proyecto que ella misma lanzó quedó en evidencia con la presencia casi decorativa que tiene el proyecto en el Presupuesto nacional 2013.

La estrechez financiera que comparten el Gobierno nacional y la administración provincial explican por qué este año no avanzaron las obras pese a que en 2011 se lograron los acuerdos políticos que llevaron años tejer entre todas las partes. Pero esa no es la única razón: la política nacional también metió la cola.

¿Cómo es la historia? Kirchner anunció en 2005 una histórica y millonaria inversión estatal para rellenar la dársena ubicada en el extremo sur del complejo lo que sumaría unas 22 hectáreas para construir allí un nuevo muelle de 350 metros.

Además de una obra de infraestructura de gran envergadura para la economía regional, es una fuente de negocios millonarios para las empresas: desde constructoras que quieren el contrato para hacer el relleno hasta operadores portuarios que se quieren quedar con el manejo de cargas y el muelle.

En ese marco, Servicios Portuarios (Sepor), la empresa bonaerense que opera las terminales VI y VII del puerto local, obtuvo un dictamen de la Secretaría de Agricultura de la Nación (organismo que en los noventa lo concesionó previo a la descentralización a la Provincia del puerto) que le otorga el control de los nuevos terrenos y el muelle que allí se va a construir.

La empresa, que en Rosario sólo maneja granos, apuesta a desarrollar allí una zona logística para el movimiento de cargas generales y contenedores; una avanzada que, de concretarse, en el futuro generará encontronazos jurídicos ya que competiría con los negocios de Terminal Puerto Rosario (TPR), que opera las terminales I y II, y que asegura que por contrato el Ente Administrador del Puerto Rosario (Enapro) garantizó que no tendrían competencia.

Decorando el Presupuesto

Luego de que en 2011 se lograran los acuerdos políticos Nación-Provincia para armar el paquete de obras que incluyeron para Puerto Rosario que incluyeron Puerto de la Música (a cargo de Santa Fe), relleno de dársena y muelle de 350 metros (a cargo de la Nación para Servicios Portuarios) y pegado otro muelle de 350 metros (a cargo de Santa Fe para TPR), en el Presupuesto nacional de 2012 se incorporó una partida para las obras de algo más de $30 M como para arrancar en el relleno y la conexión ferroviaria. Pero más allá de los estudios de viabilidad técnica, no se avanzó.

¿Qué pasó? La primera señal política vino cuando en julio el Gobierno nacional corrió al santafesino Ricardo Luján de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables, la oficina que lleva adelante el proyecto, y lo remplazó por el industrial bonaerense Horacio Tettamanti.

Políticamente, Luján está en el grupo del líder del sindicato de Vías Navegables, Juan Carlos Schmidt, gremialista enrolado en la filas de Hugo Moyano. Es por eso que su corrimiento de la subsecretaría fue entendido como parte de la purga que el Gobierno hizo de los hombres del líder de la CGT.

Pero en este caso no sólo se trató de cambiar figuras sino parte de una estrategia para poner en un elegante stand by la millonaria obra. Es que en la Secretaría de Transporte y en el Ministerio del Interior sostienen que estas obras son a pedir del sindicato de Schmidt, que ganaría económicamente haciendo pesar su incidencia en los servicios y negocios vinculados a los puertos.

Por eso en el Presupuesto 2013 el proyecto tiene una presencia casi decorativa. En efecto, no figuran partidas específicas y detalladas dentro de los $45.000 M en obras asignadas para Santa Fe, pero sí aparece un encabezado con un título “Puerto Rosario costanera”, cuya vaguedad y amplitud permiten que se reciclan los $30 M no ejecutados de 2012 y deja la puerta abierta administrativa para recibir fondos más importantes si el escenario político cambia.

Por lo pronto, y pese a los fondos presupuestados para este año, a dos meses de terminar el 2012 ni en el Ministerio de Planificación ni en la Secretaría de Transporte hay fecha prevista para la primera licitación, que sería la del relleno de la dársena, un negocio que interesa mucho a constructoras locales como porteñas.

La carta de Sepor

Al Gobierno provincial, que no tiene fondos para hacer su propio muelle y que ya blanqueó que no tiene apuros en levantar el Puerto de la Música, no le desespera que la inversión nacional para el puerto no pase de un enunciado decorativo en el Presupuesto.

Tampoco le preocupa mucho a TPR, que no quiere a Sepor compitiéndole medianera de por medio y que, además de dar la pelea para que no opere contenedores cuando llegue el momento, apuesta en el mientras tanto a subirle mucho la vara aumentando volumen de carga, eficiencia de servicios y la infraestructura.

Por el contario, haber quedado la obra entrampada en la separación de Cristina y Moyano sí desvela a Sepor porque era un negocio que le interesaba. Es por eso que están buscando jugar una carta fuerte que los separe de la imagen de que la obra es un beneficio para Vías Navegables, con quien –para colmo- la Nación se enfrenta en Buenos Aires por el control de la isla Demarchi, que es donde la presidenta anunció la creación de un polo audiovisual.

¿Cuál es la carta? Servicios Portuarios tiene acciones en la naviera Maruba (que a su vez es accionista de Servicios Portuarios). Es más, la idea era –con los nuevos muelles- coordinar negocios entre la operadora portuaria y la transportista. Por ejemplo, se buscaba que Maruba (con su línea barcacera Care) tenga base en los futuros muelles de Sepor dejando de operar, como lo hace ahora, por TPR.

Y la llave política para destrabar todo está por el lado de Maruba porque en 2011incorporó como accionista a firma Mercantes SA, que está compuesta por el Sindicato de Obreros Marítimos (Somu), el Centro de Capitanes de Ultramar; el Centro de Patrones Fluviales, y la Federación Marítima Portuaria. Y el Somu, que es gremio que más talla, está bajo comando del líder sindicar Omar “caballo” Suárez, que se quedó del lado de la Rosada cuando estalló el conflicto entre Moyano y Cristina.

Mostrar, entonces, que entre los sindicatos que se pueden beneficiar con las obras (de manera indirecta vía Maruba) están enrolados con el Gobierno al mismo tiempo que tomar distancia de Vías Navegables, es la estrategia para convencer al Gobierno para que, cuando estén dadas las condiciones financieras, reactive la inversión de ampliación en Puerto Rosario.

Autor: Mariano Galíndez
Fuente: punto biz 

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